Cuando te da tiempo de pensar.
Ves las cosas desde otra perspectiva, el mundo, se vuelve interesante y preguntas el por qué de las cosas, cuestionas la vida y piensas en la familia.
Pierdes la vista y te sumes en los pensamientos más profundos; cuando te da tiempo de pensar, eres un poco más natural y tu verdadera personalidad se apodera de ti, navegas en el mar de los naufragios y meditas largas horas, vuelas por el mundo entero y llegas a otro, que tal vez pueda ser el tuyo.
Demuestras a todos, pero sobre todo a ti que eres el mejor, te quieres un poco más y cuenta te das que no tienes nada que perder, porque simple, llana y sencillamente estas vivo.
Cuando te da tiempo de pensar, tomas una cerveza, platicas con un amigo y te desahogas, cuentas tus penas y lanzas gritos encadenados encontrando la salida de un túnel lleno de espinas.
Te acercas a la razón y caes al barranco, es ahí donde te quedas encantado, en la oscuridad, pero también aquel vicio se vuelve luz, un credo tan poderoso como tú.
Cuando te da tiempo de pensar, haces cosas que jamás imaginaste, las mismas que tal vez alguien haría por ti, porque los nadie no pueden romper tu corazón, ni tu pasión y mucho menos el pensamiento. Porque eso solo te corresponde a ti.
En una ciudad de contrastes, de gente y rumbos cambiantes, oyes los pensamientos con mucho cuidado.
En ese instante, el tiempo y los momentos se vuelven los mejores aliados; adquieres respeto a las circunstancias y autoridad para pensarlas, ellas son solo eso, ¡circunstancias!
Te haces inmune a la muerte y le montas una gran guardia, no de una noche, sino de una vida, haces un pacto con ella y te vuelves su amigo; y eso te pone a pensar, descubrirlo es un poderoso liberador de conflictos.
Cuando te da tiempo de pensar, llega ella y te quedas sentado horas soñándola, imaginando como sería si te dijera que si, o, si tal vez se atreviera a estar contigo, visualizas la luz de sus ojos y tratas de comprender por qué es tan bella, “linda”, al final de cuentas una hermosa mujer, tanto como la mejor flor, dulce como la miel, casi tan perfecta como la naturaleza, ojos grandes, que a cada parpadeo atrapa la mente y en cada palabra el cuerpo, mas adelante un chasquido de ojos muestra las líneas que llevan al corazón de algo que tal vez pueda ser.
Llega también la familia, los amigos, los problemas y con el permiso de todos les mandas un suspiro y ruegas por ellos.
Levantas la vista y sigues luchando, ves tus caídas y dices:”Nunca me he perdido de una fiesta estupenda” y ¿Qué?, ¿No tienes oportunidad de ganarle al destino y llegar más y más alto?, digo, la vida está llena de vericuetos y riesgos, pero es tan, tan real que inclusive, ¡te da tiempo de pensar!...